¿Dónde están tus ojos
cuando me hacen falta?
¿Dónde queda esa mirada perdida?
¿Acaso piensas en las tormentas
de la noche?
¿O tal vez en las del día?
Piensas en las montañas
divididas entre mares,
el grandioso charco de las calles
por donde caminas.
Te vas a sitios donde
la mente no llega.
Tú de ella, no mía.
¡Maldita mi suerte!
Vuela libre ahora que puedes.
Tus pupilas se han dilatado,
tu corazón acelerado
entre ella y tu, mi vida,
arrugada pero feliz.
Mi bella ninfa,
mi blanca tintada de rojo,
mi atenea de remilgo,
preciosa flor en bruto,
de cabellera radical y
ojos de mares paradisíacos.
Ahora que puedes
vuela sin más a los fuertes álamos.
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